La hipertensión causa disfunción eréctil, ¿realidad o mito?

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Para poder hablar de una asociación entre estas dos enfermedades primero debemos entender como afectan las cifras elevadas de presión arterial al cuerpo y como el progreso de la enfermedad puede finalmente afectar el desempeño sexual de un hombre que la padece.

La hipertensión es una enfermedad crónica en la que las cifras de presión arterial se elevan de manera progresiva a lo largo de los años, es muy prevalente en la población general, llegando a afectar hasta el 50% de las personas adultas en algunas poblaciones. La causa en la mayoría de las ocasiones es desconocida y presenta un importante componente hereditario, cuando existe una causa directa se considera hipertensión secundaria pero no es el caso más común.

La hipertensión es una enfermedad que no tiene síntomas específicos, muchas de las personas debutan en esta enfermedad presentando alguna de sus complicaciones como lo son; los infartos, la angina de pecho, las enfermedades cerebrovasculares (accidente cerebrovascular) y la vasculopatía periférica; esta última podría explicar el origen de la disfunción eréctil, ya que la hipertensión somete los vasos sanguíneos a unas presiones para las que no están diseñados se generan lesiones constantemente creando cicatrices que llevan a que estos se endurezcan y estrechen, este proceso afecta principalmente unos órganos blancos específicos entre los que están los riñones, el cerebro y el pene en el hombre, es por ello que en todos los pacientes que consultan por disfunciones eréctil (DE) se debe descartar la presencia de hipertensión no diagnosticada.

Adicional a todo lo mencionado anteriormente debemos resaltar que los pacientes hipertensos usualmente también presentan otras enfermedades relacionados con malos hábitos de vida como lo son la obesidad, la diabetes y enfermedades respiratorias derivadas del sedentarismo, la mala alimentación y el consumo excesivo de alcohol y cigarrillo. Por lo que además del daño directo de los vasos generado por las altas presiones estas otras enfermedades predisponen a la formación de placas de grasa en la luz de las arterias ya endurecidas y estrechas dificultando aún más el flujo sanguíneo hacia nuestro órgano de interés; el pene.

Otra posible relación que se ha planteado entre la DE y la hipertensión se origina en la teoría de que los medicamento utilizados para tratar esta última tienen como efecto secundario la disminución del desempeño sexual de los pacientes que los toman. Sin embargo, no se ha podido establecer una causa directa entre el consumo de estos medicamentos y la calidad de las erecciones o el desempeño sexual de estos hombres. Una de las explicaciones más validadas ha sido el hecho de que dado el estado en el que se encuentran las arterias responsables de llenar los cuerpos cavernosos de sangre durante la erección en los pacientes hipertensos se requiere de una mayor presión sanguínea para llenarlos, generar la erección y mantenerla y ya que estos medicamentos lo que buscan es a través de diversos mecanismos disminuir la presión arterial para evitar futuras complicaciones, la generación de la erección se ve doblemente truncada por los distintos procesos  ya mencionado.   

Sin embargo, no todo está perdido, no esta contraindicado en los pacientes hipertensos el consumo de medicamentos para tratar la DE como el Sildenafil (Viagra), y los pacientes suelen mejorar mucho su desempeño con este medicamento. Sobra aclarar que siempre que quieras empezar o dejar algún medicamento lo más adecuado es que consultes con tu médico primero, ya que a pesar de que los medicamentos para la hipertensión no interaccionan con el Sildenafil, algunos medicamentos recetados para tratar otras enfermedades que suelen venir en combo como la hipertensión si, como es el caso de los nitratos en pacientes por infartados o aquellos que actual nivel de la enzima citocromo P3A4 como los alfabloqueantes.

Por último, la mejor recomendación es evitar el desarrollo a futuro de la hipertensión y cualquiera de las otras enfermedades derivadas del sedentarismo y los malos hábitos, la actividad física moderada y una alimentación saludable son las medidas que mejores resultados han demostrado en la reducción de la aparición de estas enfermedades.

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